miércoles, 14 de septiembre de 2011

La cebra Camila

Este cuento es de Marisa Nuñez y Oscar Villán y nos cuenta, que podemos ser diferentes y adaptarnos a vivir de distintas maneras.

Allá donde se acaba el mundo,
en el país donde da vuelta el viento, vivía una pequeña cebra llamada Camila.

Como en aquel lugar el viento era tan travieso,
Camila tenía que andar con mucho cuidado
para no perder su vestimenta.

Su madre le decía siempre que no saliera de casa
sin calzones ni tirantes,
pero Camila cada día era más grande
y los tirantes y calzones ya empezaban a molestarle.

Camila soñaba con acostarse en la hierba
sin que aquellas prendas ajustadas.
También soñaba que el viento
la llevaba por los campos.

Un día Camila salió de casa
sin atender los consejos de su madre y....
¿Qué fue lo que pasó?

Pues que, por arte de malos vientos,
dejó de ser una cebra listada
y se convirtió en una mula blanca
con camiseta de rayas.

Al verse así, blanca y desharrapada, Camila se echó a llorar.
Camila lloro siete lágrimas de peña
por las rayas perdidas.

Después se quedo pasmada, mirando para una serpiente
que estaba mudando de camisa.

-¿Por qué lloras?- le preguntó la serpiente.
- porque el viento bandido
se ha llevado las rayas de mi vestido-respondió ella sollozando.
-Acércate. te daré un anillo para que lo pongas en una pata- dijo la serpiente.

Camila siguió andando con un anillo en la pata...
y un poco menos de pena.
Se le cayeron seis lágrimas por las rayas que le faltaban.

Después se quedo pasmada, mirando un caracol
que asomaba sus cuernos al sol.
-¿Por qué lloras?- le preguntó el caracol.

-Porque el viento bandido, se ha llevado las rayas de mi vestido-respondió ella sollozando.
-Acércate me subiré a tu panza y te pintaré alrededor una rayita de plata que te irá que ni pintada.

Camila siguió caminando con un anillo en la pata, una rayita de plata...y un poco menos de pena. Como estaba preocupada, sintió ganas de llorar y derramo cinco lágrimas.

Después se quedó pasmada, contando los colores del arco irir.
-¿Por qué lloras?- le preguntó el arco iris.
- Porque el viento bandido se ha llevado las rayas de mi vestido-respondió ella sollozando.
-Acércate. Te echaré un remiendo azul, fresquito como una seda de primavera.

Camila siguió andando, con un anillo en la pata, una rayita de plata, un lindo remiendo azul y un poquito menos de pena. Salpicó cuatro lágrimas más por las rayitas que faltaban.

.Después se quedó pasmada, mirando para una araña. que estaba bordando en un paño.
-¿Por qué lloras?- le preguntó la araña.
- Porque el viento bandido se ha llevado las rayas de mi vestido-respondió ella sollozando.
-Acércate. Tejeré para tí una puntilla de tul y tu traje será más elegante.

Camila volvió a ponerse en camino, con un anillo en la pata, una rayita de plata, un lindo remiendo azul, una puntilla de tul... y un poquito menos de pena.
Lloriqueó tres lágrimas por las rayas que le faltaban.

Después se quedó pasmada, escuchando a una cigarra que estaba tocando una melodía.
-¿Por qué lloras?- le preguntó la cigarra.
- Porque el viento bandido se ha llevado las rayas de mi vestido-respondió ella sollozando.
-Acércate. Te daré una cuerda de mi violín y tendrás un aire musical.

Camila siguió andando, con un anillo en la pata, una rayita de plata, un lindo remiendo azul, una puntilla de tul, una cuerda de violín... y un poquito menos de pena.

Casi llegando a casa, se le soltaron dos lágrimas por las rayas que le faltaban.

Después se quedó pasmada, mirando a una oca que cojeaba de una pata porque le apretaba un botín.
-¿Por qué lloras?- le preguntó la oca.
- Porque el viento bandido se ha llevado las rayas de mi vestido-respondió ella sollozando.
-Acércate. Ataré a tu espalda el cordón de mi botín e iremos las dos mucho mejor.
La oca se fue feliz, descalza de la pata que tenía apachurrada.

Camila ya había andado mucho cuando, por fin,
llego a su casa, con un anillo en la pata, una rayita de plata, un lindo remiendo azul, una puntilla de tul, una cuerda de violín, un gran cordón de botín... y un casi nada de pena.

Mamá cebra estaba sentada en la puerta. Camila se acercó a ella con una lágrima resbalando en su mejilla.
-¿Dónde te has metido, Camila, que no te encontraba?
-Es que el viento....
(mamá cebra hizo como si nada, porque tenía ganas de decirle algo muy importante)

-Escúchame Camila: ya estás muy grande, así que va siendo hora de olvidar los tirantes y los calzones.
Pero al descubrir la lágrima que le escurría de un ojito, mamá cebra intento consolarla:
-No llores. He trenzado con mis crines una cinta muy larga para que adornes tu melena, Camila había crecido casi una cuarta, se puso de puntillas y le dió a su madre un abrazo grande, grande, sin calzones, ni tirantes.

Y se estiró mucho para lucirse aún más y para que su madre la viese mejor,
con un anillo en la pata, una rayita de plata, un lindo remiendo azul, una puntilla de tul, una cuerda de violín, un gran cordón de botín, una cinta en la melena...y ni una gota de pena.

REGRESO....

Holis se que les dije, que trataría de actualizar por semana, pero en ocasiones las actividades me requieren de mucho más tiempo y no logro acomodar mis horarios.

Así que haré el intento de compartir un poco más a menudo; ahora les dejo un cuento, que no es mío, pero me gusto para sus chiquitos !!!

Así que a leer !!!

viernes, 5 de agosto de 2011

Espero les guste esta historia, las quiero brujitas !!!

Yili y Yaya
Comienza la aventura….alguien dijo brujas

Era un día perfecto el primer día de clases, la maestra Ángeles tendría este año a un grupo muy especial, era un grupo de niños de diferentes países, que lo único que tenían en común era la edad; para ella sería un reto lograr que todos aprendieran, no sólo las lecciones, sino que aprendieran unos de otros y lograran ser amigos.

El grupo era pequeño, así que empezó a leer los nombres de sus nuevos alumnos: Jennifer, Lolita, Carmen, Marcelo, Luis, Johanna, Nora, Maggie, Teffy, Malena, Karina (a la que le gustaba que le llamaran Lu), Silvana, Cryss, Nelson, Santiago, Rolando y había dos pequeñas hermanas de nombres muy divertidos eran Yili y Yaya.

La maestra Ángeles, pensó que sería un estupendo año; así que tomó sus libros y fue para su salón, ahí estaban todos lo pequeños con los ojos fijos en ella; se saludaron con los buenos días y la maestra se presentó:
- ¡Hola! Soy la maestra Ángeles y estaré con ustedes este año, así que necesitó que cada quien se presente y diga su nombre y que es lo que más les gusta hacer, para que sus compañeros los conozcan.

Cada uno se presentó y dijo de dónde venía y que era lo que más les gustaba, había de varios países, esto ayudaría mucho para conocer cómo viven en otros lugares.

Todo marchaba bien los niños parecía que se iban adaptando a la nueva escuela y a su maestra, cuando llegó la hora del almuerzo todos salieron corriendo tan deprisa que despeinaron a la maestra.

Todos salieron menos las hermanas, ellas permanecían sentadas viendo como la maestra trataba de poner un poco de orden en su cabello; un poco intrigada les preguntó que hacían ahí, que era la hora del recreo y debían salir al patio.

Les dijo, es un día precioso, se acercó a la ventana y contempló el patio lleno de niños, corriendo, brincando, sin duda era un hermoso día, cuando volteó para decirles que las acompañaba las niñas ya no estaban, miro cerca del armario pero no había señales de las niñas, y dijo juraría que estaban aquí sentadas, no me di cuenta a que hora salieron, vaya que estoy distraída.

En el patio los pequeños empezaban a ser amigos, Silvana y Carmen estaban tiradas bajo un árbol platicando, parecían tan divertidas sus risas se escuchaban por todo el lugar, Johanna y Maggie se divertían en los columpios, se impulsaban tan alto que querían tocar el cielo, los niños jugaban futbol, Marcelo era el capitán del equipo y los demás lo seguían, parecían de verdad jugadores profesionales o eso quería pensar su nueva maestra.

Todos se divertían, todos…..menos las dos pequeñas, que estaban apartadas de todos y leían un libro entre ellas; a la maestra le gustó la idea de que leyeran, ése es un buen hábito, pero no era bueno que ellas estuvieran solitas, debían integrarse al grupo.

Pero bueno, era el primer día, habrá que darles tiempo para que lo hagan, cuando sonó la campana, todos regresaron al salón tan deprisa como habían salido, casi llevándose a la maestra entre todos, sólo regresó para llamar a las niñas Huxley, que seguían con su lectura, les grito Yili, Yaya vengan ya es tiempo.

Se dio media vuelta y se dirigió al salón, cuando entró quedo sorprendida al ver a las niñas sentadas en sus lugares, juraría que no las había visto entrar, pero eso no era posible, seguramente se había distraído, la situación la estaba poniendo un poco nerviosa, había algo en esas pequeñas que le estaba causando un poco de curiosidad, como podían ir deprisa de un lugar a otro.

Avanzó el día y la maestra les pidió que de tarea llevaran al siguiente día, una fotografía de cada uno para ponerla en la lista de la pared, todos se pusieron muy contentos de la idea de la maestra, así todos podían conocerse mejor.

Al salir de clases algunos ya habían hecho amistad con alguien, no así las niñas Huxley, seguían encerradas en ellas.

Al día siguiente llegaron todos muy contentos con sus fotografías, todos menos Teffy, cuando la maestra Ángeles llegó y se saludaron, ella pidió una a una las fotos para pegarlas en la pared, Yili vio que Teffy estaba muy preocupada, triste y que había empezado a llorar.
Yili le preguntó ¿qué tienes Teffy, por que lloras?

Teffy le dijo que la foto se le había quedado en casa, y no había manera de ir por ella, a Teffy le gustaba llevar siempre su tarea y se sentía muy triste por haberla olvidado, Yili se preocupo mucho por la situación de Teffy así que se acerco a Yaya y le platicó todo.

Así que juntas idearon un plan para ayudar a Teffy, ellas no podían ver sufrir a su compañera, la tenían que ayudar pero ella debía de saber un SECRETO, el gran secreto de las Huxley.

Así que llevaron a Teffy al baño, al principio ella estaba muy asustada porque no sabía que tramaban las niñas, que eran un poco raras; cuando estuvieron solas las niñas le preguntaron a Teffy que si ella creía en la magia, Teffy se intrigó y les dijo que un poco, ellas les explicaron que su familia era un poco diferente a las demás, ellas venían de un lugar donde reinaba la magia, su gran secreto es que ellas eran BRUJAS ¡!!

Teffy dio un grito, que las dos le taparon la boca, ella quedó paralizada y aterrada, ellas le dijeron que eran brujas, pero no hacían daño a nadie y que ellas querían ayudarla para traer su fotografía, el plan era que Yaya detuviera el tiempo y Yili llevara volando en su escoba a Teffy hasta su casa, para traer la foto.

Teffy accedió a realizar el plan, Yaya dijo el hechizo: Arizari dulce contento, arizamesa que se detenga el tiempo ¡!!!!
Y en un momento el tiempo se detuvo, todos se quedaron congelados, Yaya les recordó que el hechizo sólo duraba unos minutos, así que Teffy y Yili, salieron volando en su escoba, Teffy se abrazó a Yili mientras ésta se reía sin parar, era muy divertido ver como su nueva amiga estaba tan asustada.

Como de rayo llegaron a casa de Teffy y tomaron la foto, regresaron rápidamente a la escuela con Yaya, ella las esperaba en el baño, cuando llegaron les dijo, justo a tiempo faltan sólo unos segundos, 5, 4, 3, 2 ,1 listo y todo volvió a la normalidad, las hermanas Huxley le hicieron prometer a Teffy que les guardaría el secreto, y ella aceptó ahora serían amigas, salieron del baño deprisa y volvieron al salón, la maestra se extraño al ver entrar a las tres niñas, pero le dio mucho gusto ver risas de complicidad entre ellas, las niñas Huxley tenían por fin una amiga.
Cuando nombraron a Teffy ella pasó y entregó su foto, cuando regreso a su lugar miro a sus amigas y les sonrió, las brujitas no dejaban de sonreír también, ellas tenían una amiga, que conocían su secreto y que ahora sería parte de sus aventuras.

Yaya

Yili

viernes, 8 de julio de 2011

Pequeño Darío

Es un poema que quiero compartir con ustedes, a veces cuando las personas te permiten conocerlas, puedes percibir su esencia y capturarla en palabras, que puedas compartir con los demás.

Pequeño Darío, como no recordarte
en esas tardes de verano, con tus manos al viento
y tu pelo revuelto, jugando con el agua del río.

Con esos ojos llenos de sueños,
pensando en la manera de emprender el vuelo,
corriendo en el prado, sonriendo contento.

Como no recordarte, si al mirarte pareciera
que vuelves a ser niño, y pienso que nunca
un ceño fruncido fue tan lindo y tierna.

Al mirarte a los ojos, es como asomarse
a tu universo, y descubrir las mil manera
que tienes de sonreír.

Es ver como tus amigos, se convierten
en tus cómplices de aventuras,
de magos, príncipes y piratas
que en veloces barcos recorren el mar.

Quizá el alimentar tu libertad,
te hizo emprender el vuelo
y recorrer el mundo buscando tu propia verdad.

Y aún así, después de tantas aventuras
y personas en tu vida, al mirarte sólo recuerdo
al pequeño Darío, que era feliz al jugar
con el agua cristalina del río.


Yadira Suhey

jueves, 26 de mayo de 2011

Los zapatos nuevos de Teffy

Teffy era un hada mágica que se encargaba de cuidar a los gatitos; ella les ponía lindos colores y grandes bigotes.

Un día cuando peinaba el pelo de Bombón, un gato grande y peludo, se escucho un ruido fuerte plum!!! plas!!! plum!!! y un enorme zapato cayó encima de Teffy, era tan pequeña que quedo cubierta, se asustó tanto que no pudo levantarse, hasta que Bombón le ayudo a librarse del enorme zapato.

Asombrada le preguntó: ¿y esto qué es Bombón?
El gatito le dijo que era un zapato, que los humanos los utilizaban para protegerse los pies y poder caminar en todas partes.

Teffy miró sus pies y estaban descubiertos, y dijo que ella nunca había usado zapatos; el gato empezó a reirse y le dijo que las hadas no necesitaban zapatos porque ellas podían volar.

Teffy sonrío, y dijo es cierto, pero me gustaría tener unos, el gato le dijo que él conocía un lugar donde vivían muchos zapatos y que podía llevarla, recorrieron toda la casa y encontraron un gran closet donde había muchos pares de zapatos de toda clase, tenis, botas, zapatillas, sandalías, Teffy quedó maravillada, había tantos, de colores distintos, con cintas y moños, que no podía decidir cual era el más hermoso.

De repente vió unas zapatillas muy bonitas, eran suaves y de su color favorito, tú sabes cuál es..?

Cuando puso su pie dentro, vió que eran tan grandes que podía dormir dentro de ellas y eso la puso triste, Bombón le dijo que él la ayudaría para que hiciera sus propios zapatos.

Teffy se emocionó tanto y juntos empezaron a buscar los materiales, Bombón encontró un pedacito de tela que era perfecta, Teffy la cortó y unió las piezas con el hilo de una telaraña, trabajo toda la noche, pero al final tenía el par de zapatillas más hermoso del lugar, no podia esperar para que sus amigas vieran sus zapatos.

A la mañana siguiente Teffy se calzó sus zapatillas y salió volando de su casa, cuando sus amigas la vieron, le preguntaron que llevaba puesto en los pies.

Ella felíz les dijo unas zapatillas, yo las hice y Bombón me ayudó; las hadas se acercaron y tocaron los zapatos de Teffy, eran suaves y bonitos, ellas le preguntaron que para qué servían.

Teffy respondió que con esos zapatos podían pisar cualquier superficie como el pasto húmedo y no mojarse los pies.

Que buena idea Teffy gritaron a coro todas las hadas, podremos caminar por donde sea, le pidieron a Teffy que les hiciera unas zapatillas iguales.

Teffy se pusó muy feliz de haber descubierto los zapatos, desde ese día Teffy se dedicó a crear hermosos zapatos para todas las hadas del reino.

Para Jenny, Cryss y Anxos hizo unos para la nieve; Para Ada, Carmen, Johanna hizo zapatillas de baile; Para Elifer, Silvana, Danny, Magguie elaboró unas hermosas botas.

Para Alexa, Suhey, Camila hizo unas de brillantes colores.

Teffy amaba sus zapatos porque eran mágicos y especiales, hechas para cada una de sus amigas.

A Teffy les gustaría hacerte unos zapatos, ¿cómo serían tus zapatos? ¿de qué color los prefieres?

Déjame tu mensajito y Teffy te mandará tus zapatos mágicos !!!